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Los científicos debaten si la Tierra ha entrado ya en una nueva era geológica, un cambio irreversible sin vuelta atrás a la que llaman «Antropoceno», y que debe su nombre al terrible impacto ocasionado por el hombre en nuestro planeta, a partir de la revolución industrial.
La biodiversidad y su conexión con el ser humano
Acabamos de celebrar el día mundial del Medio Ambiente, este año dedicado a la biodiversidad, que es la base de toda la vida en la Tierra, y sin ella la salud humana queda comprometida. Agua limpia, aire puro, nuestros alimentos… dependen absolutamente de la biodiversidad.
Todos hemos podido comprobar durante esta pandemia cómo repercute la actividad humana en el Planeta.  Una buena noticia es que quizás aún estamos a tiempo de hacer algo, porque al parar el mundo unos meses, comprobamos cómo se reduce la contaminación, mejora la calidad del aire y del agua y vuelven incluso las lluvias a una gran ciudad en sequía permanente, como Madrid.
 
Toda la vida de nuestro planeta se sustenta sobre la base de la biodiversidad, y está relacionada con todos los aspectos de la salud humana, que incluye las fuentes para obtener nuevos medicamentos e información científica, el suministro de agua y aire limpios, la obtención de alimentos nutritivos y proporciona elementos para luchar contra el cambio climático: un solo árbol es capaz de limpiar nuestro aire absorbiendo 22 kilos de dióxido de carbono al año, liberando oxígeno a cambio. Cada año, las plantas marinas producen más de la mitad del oxígeno de nuestra atmósfera y en los océanos, las ballenas son un arma de “reconstrucción masiva” en la actual emergencia climática, porque cada animal absorbe 33.000 kg de CO2 en su vida, así que la protección de los cetáceos es también estratégica en la lucha contra el cambio climático.
Todos los seres vivos son interdependientes, porque forman parte de una red sumamente compleja y delicada; si desaparece un elemento, las consecuencias para todo el sistema de vida en el ecosistema y en todo nuestro Planeta, pueden ser terribles.
    Fotografá: Valle de Viñales, Pinar del Río. Cuba
Según datos de Naciones Unidas, ahora mismo ya necesitaríamos 1,6 planetas para satisfacer la demanda de recursos que tenemos los seres humanos cada año. Esto es insostenible, porque la destrucción de recursos naturales y la pérdida de biodiversidad tendrán gravísimas consecuencias para la humanidad, incluido el colapso de los sistemas alimentarios y de salud.
La deforestación, la invasión de los hábitats de vida silvestre, la agricultura intensiva y la aceleración del cambio climático han alterado el delicado equilibrio de la naturaleza. La aparición de la COVID-19 ha puesto en evidencia que cuando destruimos la biodiversidad destruimos el sistema que sustenta la vida humana. Mil millones de personas son contagiadas cada año y millones de ellas mueren, debido a las enfermedades causadas por los coronavirus, según datos de la ONU. La naturaleza nos está enviando un claro mensaje con los eventos que hemos sufrido recientemente: terribles incendios forestales en todo el mundo, especialmente los de la Amazonía y Australia, plagas como la invasión de langostas en el Cuerno de África y ahora esta pandemia de COVID-19,
Todas las voces autorizadas apuntan en la misma dirección: científicos, representantes de Naciones Unidas, los líderes de los movimientos ecologistas de todo el mundo, advierten que estos episodios u otros incluso peores se repetirán “si no dejamos de dañar a la madre naturaleza, tenderemos que sufrir la ira de la madre tierra”.

PISTAS PARA EL CAMBIO: desde la igualdad, hacia la justicia universal

Ilustración del logo de Toritas con plantas en la cabezaEn el último día Mundial del Medio Ambiente, desde Greenpeace nos instan a “Reinventar” y eso es precisamente lo que toca ahora. No podemos volver a la normalidad que provocó tantos problemas planetarios y nos llevó a estos extremos. Se impone una transición justa, que contemple la igualdad de oportunidades, uno de los objetivos de desarrollo sostenible aunque fue el más discutido a la hora de incluirlo en la Agenda2030, porque nuestro sistema genera riqueza de forma injusta e irracional, y por el camino destruimos los recursos naturales y los derechos humanos, porque el fin justifica los medios (explotación sin límites). El cambio que nuestro mundo necesita no puede dejar a nadie atrás, tiene que poner en el centro las personas y el planeta, arrancando desde la base del artículo 1 de nuestra Declaración Universal de los Derechos Humanos: “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”
  •   Compromiso social y ambiental:
1) Las personas y el planeta deben ser la máxima prioridad para las políticas públicas en todo el mundo, el centro de la estrategia y todos los ciudadanos debemos implicarnos y comprometernos en su defensa, por la supervivencia de nuestra especie y la sostenibilidad planetaria.
2) Apoya todas las iniciativas por la defensa del medio ambiente y protección de la biodiversidad.
3) Defiende todas las causas que promuevan los derechos civiles y los derechos humanos, sin excepción alguna. Nuestra sociedad capitalista lleva décadas priorizando el beneficio económico sobre las personas, creando estructuras profundamente injustas, pueblos enteros empobrecidos, ciudadanos sin derechos y países de primera, segunda y tercera (incluso hemos hablado de un cuarto mundo miserable, en medio de las grandes ciudades opulentas).
Fotografía: Cayo Jutía, Pinar del Río. Cuba
¿QUÉ PUEDO HACER YO?
  • Consumir menos y de forma responsable
El papel de cada uno es imprescindible, porque no es posible una transformación sin la participación de todas las personas. Ningún país, ni gobiernos, ni líderes, ni grandes personalidades, intelectuales o famosos podrán impulsar un cambio sin la cooperación y el compromiso de cada individuo, cada día, en nuestras pequeñas decisiones y actos de la vida cotidiana.
Consumir menos, pero consumir mejor: repensar nuestro estilo de vida y nuestro consumo, tomando decisiones conscientes (ya basta de consumo compulsivo, por impulsos, sin meditar).

1) Para empezar, hazte algunas preguntas antes de comprar: ¿Es necesario? ¿Lo quiero de verdad? ¿Cuánto tiempo lo utilizaré? ¿El material es duradero y de calidad?

2) Muerte al concepto “de usar y tirar”.
3) Apoya el desarrollo local, impulsando la economía de las actividades más cercanas, el pequeño comercio y las microempresas (son el 99% del tejido empresarial de España). Busca siempre productos de proximidad producidos en el entorno más cercano, toma alimentos de temporada (no necesitas comer cerezas en invierno, carísimas porque vienen en avión, contaminando nuestra atmósfera innecesariamente).
4) Colabora con la recuperación de nuestras industrias, talleres, oficios y artesanías locales.
REFLEXIÓN FINAL:  Hacia una nueva normalidad
La razón no debe ser insulsa ni vacía, y mucho menos frívola. No podemos seguir actuando al margen de la lógica y el sentido común, desoyendo todas las voces de alarma sobre la crisis planetaria y humanitaria, la emergencia climática y el colapso global del sistema y de estas sociedades deshumanizadas y egoístas en que vivimos.
«Que la ingratitud no te lleve a la amnesia«
Nuestra ingratitud no debería causar amnesia, pero pocas personas reconocen que la vida es un milagro y un regalo, le debemos todo a la madre naturaleza, pero olvidamos demasiado rápido, incluso a los trabajadores esenciales y a los sanitarios que se han dejado la vida por salvar las nuestras.
Desde 2015 tenemos una hoja de ruta mundial, consensuada en Naciones Unidas, con 17 objetivos para el Desarrollo Sostenible, que exigen cambiar nuestra forma de vivir, producir y consumir. La Sostenibilidad es un camino, y debemos llegar a la meta sin dejar a nadie atrás, porque lo importante es que lleguemos todos.  Un proverbio africano dice «si quieres ir rápido, camina solo, pero si quieres llegar lejos, camina acompañado«.
Transforma tu estilo de vida por otro más sostenible y cambia tu vida para salvar el mundo.
Sólo con la cooperación y el compromiso de toda la sociedad podremos conseguirlo.
¡Únete al cambio, tu ayuda es vital!

Hoz de Tragavivos, Serranía de Cuenca. Fotografía: Luisa Pérez

Hoz de Tragavivos, Serranía de Cuenca. Fotografía: Luisa Pérez

REFLEXIÓN MUSICAL

Terminamos con música, como siempre, porque es la mejor medicina para el alma. Algunos artistas con inquietudes sociales y ambientales han tratado de concienciarnos a lo largo de los años y movilizar nuestro compromiso; es el regalo musical que nos dejaron, con la esperanza de que penetre en nuestro corazón y nos ayude a ser más humanos, más solidarios y comprometidos con nuestro mundo, que es la herencia más valiosa que podemos dejar a nuestros hijos.
El progreso (1976, Roberto Carlos): https://youtu.be/wOyJAD35nJE
Earth Song (Michael Jackson, 1982, Thriller): https://youtu.be/J2p90cHWSnc
Muévete (Rubén Blades, 1985): https://youtu.be/GFmHhV807BY
We are the World (Various artists, 1985, USA for Africa): https://youtu.be/M9BNoNFKCBI
Hear the World (Michael Jackson, 1991, Dangerous): https://youtu.be/BWf-eARnf6U
Trágame, Tierra (Celtas Cortos, 1991, Cuéntame un cuento): https://youtu.be/k_jU4ZFxHks
Tranquilo, majete (Celtas Cortos, 1991, Cuéntame un cuento): https://youtu.be/I7fcz3lc_f0
La Costa del Silencio (Mago de Oz, 2003, Gaia): https://youtu.be/JV8-fFpMnsk
Ska de la Tierra (Bebe, 2004, Pafuera telerañas): https://youtu.be/utB_DeWoE-8
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