Las grandes civilizaciones de todos los tiempos se han desarrollado y expandido sobre la base de la desigualdad y la injusticia, a partir de la explotación de otros seres humanos hasta la esclavitud. Por ello, los pueblos han luchado y siguen luchando para eliminar esas desigualdades.
La Historia, tal como la conocemos, está narrada desde la óptica de los vencedores y poderosos. El perfil de la persona “digna” de pasar a la Historia es de un varón, blanco, occidental, y de un nivel social y económico perteneciente a los estratos más altos. Es necesario cambiar los relatos para incorporar todos los puntos de vista, la Historia de los perdedores debe ser contada, y todas las historias del pueblo, “los de abajo”, para conformar la Historia de toda la Humanidad, sin olvidar a nadie.
Decía Nelson Mandela que la queja de los africanos no es solo que son pobres y los blancos son ricos, sino que las leyes que hacen los blancos tienen como finalidad preservar esta situación.
Queremos recordar el caso de Haití, que fue la segunda república moderna que se instauró en el Nuevo Mundo (1804, después de los Estados Unidos); y la primera república americana que abolió la esclavitud e hizo una reforma agraria radical. El primer estado independiente de la historia mundial, seguramente el único, que nació tras una revolución triunfante de esclavos, y que subsiste como estado en la actualidad, pero los vencedores de aquella revolución eran esclavos y negros, y aquello era más de lo que el mundo “civilizado” podía soportar. Toussaint-Louverture (hijo de un esclavo de Benín) fue el líder de la independencia, pero tras 20 años de conflictos tuvo que aceptar , en 1825, el pago de compensaciones económicas a Francia por la pérdida de los territorios y los esclavos (esto les obligó a dedicar los escasos «ahorros» de uno de los países más pobres de la Tierra, durante generaciones, a pagar esa “reparación”). En 2010, un grupo de intelectuales —entre ellos Noam Chomsky— enviaron una carta a Sarkozy pidiendo que Francia devolviera a Haití el dinero que le arrebató, que cifraban en 17.000 millones de euros, correspondientes a 150 millones de francos-oro, suma diez veces mayor que los ingresos totales del país.
Derechos Humanos
En 1948 se proclamó en París la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo artículo primero afirma que todas las personas nacen iguales en dignidad y derechos. Las desigualdades continuaban exactamente igual 15 años después y comienza una nueva etapa de luchas contra la segregación racial. En 1963, Martin Luther King pronuncia su célebre discurso “I have a dream” ante 200.000 personas y en 1965, sólo 2 años más tarde, es asesinado en Nueva York MalcolmX, el otro gran líder negro por los derechos civiles.
En 1965 se proclamó en Estados Unidos la Ley de los Derechos Civiles, que teóricamente abría nuevas puertas de oportunidad para negros y blancos, mujeres, latinos, asiáticos, nativos americanos, homosexuales y personas con discapacidad. 50 años después, la presunción de culpabilidad si eres negro aún persiste, y seguimos hablando de justicia racial, de parcialidad en la Justicia, de discriminación, de intolerancia… y la consecuencia de todo eso son las últimas revueltas en Nueva York y todo el país, tras la muerte de George Floyd, sólo comparables a las que se produjeron en 1968, tras el asesinato de Martin Luther King.
Actualmente, es necesario revisar, reformular y ampliar con urgencia la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ya que en el mundo continúan las luchas por los Derechos Civiles y permanecen la pobreza, el hambre y las desigualdades, con discriminaciones de género, raza, capacidad, nivel social o económico y de toda índole, aunque han transcurrido más de 70 años.
En una reciente entrevista, cuenta Bryan Stevenson que en Estados Unidos la esclavitud era un acto de terrorismo: las personas esclavizadas vivían aterrorizadas, bajo la amenaza constante de los castigos y linchamientos, que eran un espectáculo público. «Muchas personas llevaban incluso a sus hijos a ver cómo se abusa, se tortura y se quema vivo a alguien. Y dejaban sus cuerpos colgando de árboles, puentes… Querían atormentar y traumatizar a los afroamericanos. Terrorismo es la palabra que mejor define lo que ocurrió durante tantos años”El gran problema de la esclavitud no fue la servidumbre involuntaria, sino la ideología de la supremacía blanca. La primera quedó abolida en 1865, pero esa narrativa de la diferencia racial se mantuvo.
La Memoria Histórica es fundamental para la Justicia. Si no recordamos lo que ocurrió en la Alemania nazi, cuando se demonizó a un grupo (la comunidad judía), no lucharemos contra ello cuando lo veamos hoy. En Alemania no hay estatuas de Hitler, nadie celebra una era de genocidio racial. Pero en otros países, como Estados Unidos, aún se conmemora a los arquitectos de la esclavitud, como en Alabama. Todo el mundo en Berlín te recomienda visitar el Monumento al Holocausto, porque quieren que reconozcas su compromiso con el cambio de narrativa.El Mandela americanoA Bryan Stevenson lo llaman “el Mandela americano”. Se crió en la absoluta pobreza, en una familia muy humilde y descendiente de personas esclavizadas, sufrió personalmente el racismo y la marginación, pero su abuela le inculcó el amor por aprender y logró licenciarse en Harvard (y ya dijo Nelson Mandela que «la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”).
Con su título de abogado, renunció a una carrera exitosa desde el punto de vista económico y se instaló en Alabama, el epicentro del racismo en Estados Unidos, donde Rosa Parks (un icono de la lucha contra la segregación racial) en 1955 se negó a levantarse en un autobús público y donde Martin Luther King, en 1957, participó en la conferencia de Líderes Cristianos del Sur, germen de la lucha por los derechos civiles. En ese estado se da el mayor porcentaje de afroamericanos condenados a muerte, y por ello lleva 30 años luchando contra esa estadística demoledora, según la cual uno de cada tres negros nacidos hoy pisará la cárcel en algún momento a lo largo de su vida
.“En mi país, el sistema te trata mejor si eres culpable y rico que si eres inocente y pobre. Lo contrario de la pobreza no es la riqueza, es la justicia« (Bryan Stevenson)
Este abogado ha salvado de morir a 135 personas inocentes condenadas por error a la pena capital. Tras años de lucha, los rescató del “Corredor de la Muerte” y de un sistema legal injusto. «En EE.UU., si eres negro, eres culpable», asegura. “Represento a gente rota, destruida por la violencia y la desesperación; y represento a un sistema roto, porque jueces y fiscales no hacen bien su trabajo”.
En Estados Unidos, la gente se pone nerviosa cuando les hablan de raza o de justicia racial, incluso salen corriendo. En España también hay siempre una reacción automática ante el tema: la negación del problema. La Agencia Europea de Derechos Fundamentales sostiene que el 30% de los afrodescendientes encuestados en varios países de Europa han sufrido racismo (incluida Finlandia, que se considera un referente por su sistema educativo). La comunidad gitana es la minoría étnica más numerosa en la Unión Europea (seis millones de personas, y la misma Agencia Europea de Derechos Fundamentales denuncia que solo un 32% de los gitanos rumanos tiene acceso en casa a agua potable (condiciones de vida peores que en Congo Congo y Paquistán). En España, la comunidad gitana lleva 600 años con nosotros y es una parte esencial de nuestra cultura, aunque sufre también la discriminación: hay presunción de culpabilidad por parte de las autoridades, segregación escolar de los descendientes (condenados a una educación de muy bajo nivel) e incluso institucionalización de los hijos por unas condiciones familiares de pobreza) el circulo vicioso de la exclusión muchas veces lleva a la delincuencia y posteriormente a la cárcel, que a su vez genera exclusión sistémica.
La Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en España no solo se solidariza con los movimientos antirracistas de Estados Unidos, sino que aseguran que el racismo es también un problema de Europa y España. Aquí todo el mundo niega que haya racismo, pero Aministía Internacional, el Movimiento contra la Intolerancia y SOS Racismo lo denuncian constantemente. En un informe remitido a Naciones Unidas, se afirma que las personas negras en España “son 42 veces más propensas a ser paradas por la Policía y otros cuerpos de seguridad”. Se trata de un problema “estructural”, que se refleja también en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), donde están los inmigrantes “encerrados” y donde “se violan los derechos fundamentales”.
En muchas ocasiones se manipula el lenguaje desde los medios de comunicación, cayendo en sensacionalismos con tintes racistas, sexistas, xenófobos, etc. En España tenemos incluso Islamofobia, tras algunas acciones terroristas en donde se invoca el nombre del Islam, y en la mayor parte de las ocasiones por una tergiversación de la información, donde se culpa a las personas árabes y/o musulmanas de los problemas de la sociedad, cuando la población árabe y musulmana es una amalgama de personas de diferentes nacionalidades, culturas y religiones, pero que habitualmente se meten en el mismo saco.
La falta de rigor periodístico y respeto por los códigos deontológicos de la profesión hacen crecer el rechazo y el miedo, e incluso desencadenan la ira en algunos grupos radicales, que hacen crecer la opresión y la injusticia sobre grupos minoritarios por su condición de inmigrantes, pobreza extrema, origen étnico o raza.
Tras la pandemia por Covid19, además de la discriminación hacia la población latina, negra, gitana, afrodescendientes y árabes, se ha añadido la discriminación hacia la comunidad China.
Un informe de la ONG Rights International Spain denuncia más de 70 incidentes racistas y prácticas institucionales discriminatorias durante el estado de alarma en España. El perfilamiento étnico racial, el racismo institucional y estructural, la explotación laboral de las personas afrodescendientes y otros grupos étnico raciales, […] han aumentado durante la pandemia global provocada por el COVID-19″. Así lo denuncia el informe ‘Racismo y xenofobia durante el estado de alarma en España’ elaborado en colaboración con el Equipo de Implementación del Decenio Internacional para los Afrodescendiente en España. El documento ha sido impulsado desde la sociedad civil y por solicitud de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y “pone de manifiesto la necesidad y urgencia de tomar medidas a corto, medio y largo plazo hacia la eliminación de la discriminación racial en España”. Es necesario “exhortar a los líderes políticos a que reaccionen de forma rápida y efectiva ante los mensajes de odio y la narrativa racista derivada de la crisis sanitaria del COVID-19”, prohibir por ley el uso de la perfilación étnico-racial a la hora de identificar a personas o llevar a cabo investigaciones “prontas, exhaustivas y efectivas” ante denuncias de presuntos abusos policiales.
PARA PENSAR… Y ACTUARCuando afirmamos que las mejores soluciones para estos problemas solo se pueden encontrar trabajando conjuntamente, esto requiere un compromiso de todas las personas.Hoy deberíamos preguntarnos:
¿Qué hago para mejorar el entorno en el que vivo?
¿Promuevo el odio racial o la paz y la reconciliación?
¿Veo como iguales a todas las personas, con la misma dignidad y derechos que yo?
¿Me relaciono con las personas de mi entorno que tienen un color de piel diferente?
¿Me gusta que nuestros hijos vivan y disfruten la interculturalidad de nuestra sociedad y se relacionen con todo tipo de personas, sin distinción alguna?
¿Espero que todo venga dado o trabajo en mi barrio y en mi ciudad para crear una vida mejor para mí y para mi comunidad?
Responde a estas preguntas con absoluta sinceridad, y reflexiona sobre todo lo expuesto, porque somos una tierra multicultural históricamente. Por nuestros territorios han pasado infinidad de pueblos y culturas, conviviendo con los pobladores anteriores durante siglos en algunos casos, y dando lugar finalmente a lo que hoy somos: una mezcla maravillosa de razas y culturas, macerada durante cientos de años.
PARA VER… una película
«Cuestión de Justicia» (2019): Traducida al Relata la apasionante historia del joven abogado Bryan Stevenson y de su histórica batalla por la Justicia. Licenciado en Harvard, renunció a una carrera de éxito por luchar contra el racismo y los derechos civiles. El título original es Just Mercy (Solo Misericordia).PARA LEERTe invito a leer algunos artículos y libros curiosos, que nos hablan de los negros en nuestra cultura (incluso en el flamenco y la tauromaquia), que nos llegaban desde el Caribe en los tiempos coloniales, adonde arribaron como esclavos, y donde se produjo un fusión de culturas que aún pervive.
COSANO PRIETO, Jesús. Los invisibles vol. II: Las negras de la Inmaculada. Editorial Aconcagua, Sevilla, 2017
REFLEXIÓN MUSICAL